Una “sociedad del cuidado” contra los “cisnes negros” de la salud

Elementos

El mundo se enfrenta a una crisis sanitaria que sacude nuestros sistemas socioeconómicos. De esta crisis podría surgir una “sociedad del cuidado” más resiliente, reorientada en las actividades de empatía (salud, alimentación, educación, ecología) y que “rearme” nuestras instituciones, económicas y sociales en torno a tres ideas clave: El regreso de una sociedad protectora y solidaria. Estado, inmunización del tejido socioeconómico y fortalecimiento de la cooperación regional.

La crisis sanitaria de la Covid-19 ha puesto de manifiesto el estado de “desarme sanitario” de los sistemas sanitarios de muchos países. Los poderes públicos gestionaron la escasez. Es el resultado de decisiones de gestión basadas en una lógica presupuestaria y financiera.

Reinvertir en los bienes comunes

La evolución hacia una “sociedad del cuidado” (cuidado: cuidar) implica una transformación de las lógicas dominantes en la gestión de los bienes comunes, al aceptar formas de ineficiencia económica (sobrecapacidad “ociosa”, stocks preventivos) cuando éstas garantizan la resiliencia de sistemas. La sociedad post-crisis sanitaria post-Covid-19 estaría marcada así por el retorno de un Estado protector y benevolente, que invierte en recursos humanos y materiales para restaurar las capacidades estructurales de producción de bienes comunes (bien colectivo, cuyo uso por uno persona reduce la disponibilidad para todos; Jean Tirole).

También se trata de repensar los roles de los sectores público y privado en la producción de bienes comunes. Bajo la presión de las restricciones presupuestarias, los Estados se han desvinculado parcialmente de la producción de bienes comunes, dando paso al sector privado. En cuanto al “rearme sanitario”, la cuestión es saber hasta qué punto el sector privado está dispuesto a sustituir la lógica de la resiliencia por la lógica de la rentabilidad.

La contención es solidaridad

Los períodos de crisis propician ansiedades y reflejos que ponen a prueba la cohesión del cuerpo social. Por el contrario, se manifiestan iniciativas benévolas y solidarias con las familias en dificultades o con el personal de enfermería. La contención es una forma de “solidaridad pasiva” que tiene como objetivo reducir el riesgo de contaminarse uno mismo y a los demás.

Al mismo tiempo, hemos visto la proliferación de la “inteligencia colectiva solidaria” para la fabricación de mascarillas, respiradores y el desarrollo de soluciones digitales de ayuda mutua. El caso de Marruecos es edificante en este sentido.

La crisis sanitaria fue, por tanto, una oportunidad para revelar fuentes de inventiva e inteligencia colectiva al servicio de lo común. Uno de los desafíos de la fase poscrisis será mantener y fortalecer este potencial de innovación abierta al servicio de lo común.

Las relaciones internacionales están en juego, por lo que, en nuestra opinión, la cooperación regional será más importante que nunca en un espíritu de solidaridad activa. Hay lecciones que aprender en el presagio de un eje estratégico Europa-Mediterráneo-África para construir las solidaridades regionales del mañana sobre bases culturales, sociales y humanas sólidas y duraderas. La resiliencia debe ser regional y construirse principalmente en áreas que sirven al “cuidado”: ​​seguridad ciudadana (sanitaria, alimentaria y económica), educación, investigación e innovación.

De una globalización con “mejores beneficios”, podemos avanzar hacia una regionalización con “mejores cuidados”, que constituye un reajuste de la humanidad en un mundo donde la movilidad humana debe seguir floreciendo.

Cultura de gestión de crisis:

Al fortalecer su capacidad para absorber shocks externos, las organizaciones contribuyen a reducir la vulnerabilidad de los sistemas productivos y fortalecer la resiliencia de todo el cuerpo social. Nuestras sociedades deben revalorizar económica y simbólicamente las “profesiones del cuidado” (enfermeros, cuidadores, cajeros, recolectores de basura, trabajadores sociales, transportistas, etc.).

Invisibles y a veces jurídicamente inseguras (un cierto número de ellas operan en el sector informal), estas profesiones “útiles” contribuyen al mantenimiento de la sociedad y su resiliencia.

Muchos sectores económicos e instituciones han visto su actividad trastocada por la crisis sanitaria. Nuestras organizaciones dieron la sensación de descubrir, con incredulidad, los efectos de la crisis sanitaria y de tener que implementar soluciones. El trabajo sobre organizaciones resilientes muestra que desarrollan capacidades virtuosas para prepararse para las crisis: mirada crítica a las prácticas, análisis de riesgos, construcción y prueba de planes de continuidad.

Por el Pr. Hicham Sebti, Doctor en Gestión, Director de la Euromed Business School (Universidad Euromed de Fez).

https://www.leconomiste.com/article/1060991-une-societe-du-care-contre-les-cygnes-noirs-sanitaires

Compartir, repartir