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Con motivo del IX Foro Mundial de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC), el Rey Mohammed VI envió un mensaje a los participantes, el martes 22 de noviembre. Aquí está el texto íntegro del mensaje real, leído por André Azoulay, consejero del Soberano.
“Alabado sea Dios, oración y salvación al Profeta, a su familia y a sus compañeros.
Señor Secretario General de las Naciones Unidas, Señor Alto Representante de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, Señoras y señores Ministros, Excelencias, Señoras y señores,
La Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas celebra hoy la novena edición de su foro mundial en suelo africano. Da así una fuerte señal de continuidad y universalidad. Se une en torno a un propósito compartido: avanzar hacia “una alianza de paz” y un objetivo común: responder al imperativo de “vivir juntos” en nombre de “una sola humanidad”.
Que la Alianza de Civilizaciones se reúna en Fez es un hecho evidente. ¿No tuvo Marruecos el privilegio y el honor de figurar entre los miembros fundadores de la Alianza? ¿No es Fez la capital espiritual de un reino milenario? ¿No es su Universidad Al Quaraouiyine el centro universitario más antiguo del mundo, el lugar donde eruditos musulmanes, judíos e incluso un soberano pontífice perfeccionaron sus conocimientos? ¿No es hoy el edificio de la Universidad Euromediterránea un espacio de diálogo académico e intercultural entre las dos orillas?
Fez es, pues, evidentemente, la encarnación misma de una fructífera alianza entre civilizaciones. Que la Alianza de Civilizaciones se reúna en Fez es también un privilegio evidente. Después de Nueva York, Bakú, Bali, Viena, Doha, Río, Estambul y Madrid, era apropiado que el foro global de la Alianza de Civilizaciones se celebrara en suelo africano. ¿No es África la cuna de la humanidad, el crisol de civilizaciones, la reserva de la juventud y la promesa del futuro?
Por todas estas razones –y muchas otras– hemos querido que el lugar que hoy os acoge simbolizara el doble sentido del encuentro: tanto en su esencia –encarnada por Fez– como en su alcance –reflejado por África. Estamos comprometidos a garantizar que este foro produzca resultados concretos. No puede ser de otra manera, dada la importancia del tema y la conciencia de su urgencia. Éste es también el significado del Mensaje que dirigimos a este IX Foro de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas.
Marca nuestra confianza en que esta reunión aporta el valor añadido esperado por nosotros y por el Secretario General de las Naciones Unidas, Su Excelencia el Sr. Antonio Guterres, y demuestra nuestra determinación común de materializar la excelente cooperación entre el Reino de Marruecos y el Naciones Unidas.
Hoy continuamos el camino abierto por todos aquellos que han trabajado para promover la influencia y relevancia de la Alianza de Civilizaciones. En este sentido, saludamos la determinación y compromiso del Alto Representante de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, Sr. Miguel Ángel Moratinos.
Las mentes valientes que diseñaron la Alianza de Civilizaciones supieron diseñar un foro para el futuro. Hoy pensamos en todos aquellos, particularmente en España y Turquía, que han contribuido a la perpetuación de esta organización y a su institucionalización como referente para el entendimiento, la confianza y el diálogo entre culturas, religiones y civilizaciones.
Los ideales de paz que nos inspiraron en 2004 son los mismos que nos guían en este Foro. Excelencias, Señoras y Señores, El contexto actual está marcado por el resurgimiento de las causas que estuvieron en el origen mismo de la creación de la Alianza de Civilizaciones:
- Nunca nuestra civilización ha estado tan expuesta, nunca la convivencia ha estado tan amenazada a diario;
- Pocas veces se ha asociado tanto al Otro con la sospecha o se ha utilizado para infundir miedo y fomentar el odio;
- Los extremos saturan el debate y descalifican los discursos moderados; con demasiada frecuencia se explota a las religiones, cuando no se las estigmatiza;
- El populismo agita a las sociedades, inventando preguntas sin responderlas, blandiendo la migración como un espantapájaros en contextos electorales y poniendo al migrante como chivo expiatorio;
- Los continentes que rompieron con la guerra están volviendo a las armas y a la violencia, en todas sus formas;
- El Covid-19 ha marcado el regreso del retraimiento, aunque podría haber cristalizado la conciencia de un destino compartido;
- Mientras el planeta produce lo suficiente para alimentar a toda la humanidad, la inseguridad alimentaria amenaza al mundo;
- El terrorismo se alimenta del separatismo y acecha allí donde la inestabilidad política frena el desarrollo socioeconómico;
Excelencias, damas y caballeros, Siempre es un momento oportuno para hablar de paz: paz más allá de la ausencia de conflicto; la paz como cosmovisión; La paz como relación con los demás. Y la Alianza es, en este sentido, un poderoso vector de paz.
De hecho, a diferencia de las guerras –de las cuales conocemos el principio, pero nunca el final– el diálogo es un éxito inherente. Ante el resurgimiento del conflicto, el diálogo es siempre una promesa positiva: si no de resolución de disputas, al menos de fortalecimiento del conocimiento mutuo. El diálogo liderado por la Alianza debe tener voz y crear las condiciones para el éxito. Del diálogo vendrá la salvación, siempre que:
- Que este diálogo sea intercivilizacional: es decir inclusivo y preocupado por la humanidad en todos sus componentes, para comprender el mundo en su pluralidad, actuar a través del multilateralismo no vertical y encarnar lo universal en el primer sentido;
- Que este diálogo sea intergeneracional: es decir, involucre a la juventud y combine el futuro con el presente. Los jóvenes no sólo representan a las generaciones que debemos proteger del flagelo de la guerra y el discurso de odio; ellos son los que, de ahora en adelante, hacen las paces;
- Que este diálogo sea intercontinental: es decir no etnocéntrico. Puedo hablar de África y para África, del lugar que legítimamente le pertenece y no en un patio trasero; el trato al que tiene derecho: ni asistencia ni abandono; que tenga los socios que merece y que lo merecen y que sea considerada como lo que es: es decir el pulmón demográfico del mundo y su reserva económica, con sus esperanzas y sus activos.
Excelencias, Señoras y Señores, Miembro fundador de la Alianza de Civilizaciones, el Reino de Marruecos ha formado parte de todas las luchas de la organización:
- En primer lugar, por razones consustanciales a su identidad: Marruecos se estructura en torno a un modelo de apertura, armonía y sinergia en el que confluyen los componentes árabe-islámico, amazigh y saharo-Hassani, y que, simultáneamente, se ha enriquecido con africanos, andaluces, Afluentes hebreos y mediterráneos. - Y también por razones inherentes a sus compromisos: los valores de la Alianza, los ideales que porta y el paradigma que promueve son también los valores de Marruecos, sus ideales y su paradigma.
Desde el principio, Marruecos se ha comprometido con esta vanguardia y se ha mantenido en ella de forma constante: en primer lugar, se ha comprometido a promover la apertura como cultura de paz:
- Nuestro abuelo, el difunto Su Majestad el Rey Mohammed V, protegió a los compatriotas de la fe judía frente a la barbarie nazi y las prácticas brutales y segregativas del régimen de Vichy;
- Nuestro padre, el difunto Su Majestad el Rey Hassan II, cultivó durante su Reinado el espíritu de hermandad entre judíos y musulmanes de Marruecos, en todo el mundo;
- Durante más de dos décadas, hemos tratado personalmente de promover y salvaguardar el patrimonio judío marroquí y de cultivar este espíritu de comunión sincera entre judíos y musulmanes, en la tierra del Islam; este vínculo hace que Marruecos sea único.
- Y, con constancia irrefutable, tomamos, en el Reino de Marruecos, la opción constantemente renovada de seguir siendo una tierra de tolerancia, de convivencia y de apertura. En segundo lugar, Marruecos se compromete, viviendo la religión como instrumento de paz:
- Como Comandante de los Fieles – de todos los creyentes, garantizamos el libre ejercicio de la religión en todo el Reino de Marruecos;
- Consideramos que la religión debe ser un baluarte contra el extremismo y no su pretexto, y defendemos esta convicción, en todas partes, a través de la diplomacia religiosa del Reino. La Fundación Mohammed VI de Ulemas Africanos y el Instituto Mohammed VI para la formación de los Imames Mourchidines y Mourchidates tienen como objetivo contrarrestar el radicalismo que arrasa las puertas de África y promover un Islam de moderación, de término medio.
- Consciente de este papel, Marruecos hizo que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la resolución A/73/328 sobre la “Lucha contra el discurso de odio: promoción del diálogo y la tolerancia interreligiosos e interculturales”. Esta resolución, copatrocinada por 90 países, destaca el Plan de Acción de Fez para combatir el discurso de odio y promover el diálogo interreligioso.
- Hemos recibido a Su Santidad el Papa Francisco en Marruecos, con motivo de una visita histórica durante la cual hemos subrayado la importancia de ver a las tres religiones abrahámicas "abrirse unas a otras", en el respeto a la alteridad y al conocimiento del otro.
- Con el Papa Francisco, firmamos el Llamamiento Al Quds, que pide la preservación de la Ciudad Santa como lugar de encuentro de los fieles de las tres religiones monoteístas y símbolo de convivencia pacífica, diálogo y respeto mutuo. En tercer lugar, Marruecos está comprometido , trabajando por el desarrollo, en sentido amplio, como pilar de la paz:
- Marruecos es un aliado esencial en la lucha contra el terrorismo; un socio fiable en la lucha contra el cambio climático; un actor responsable de la gestión migratoria;
- Marruecos participa en todos los ámbitos de acción de la Alianza, ya sea el fortalecimiento del multilateralismo, la promoción y el empoderamiento de la juventud o el empoderamiento de las mujeres y la puesta en valor de su papel como actores de la paz y la seguridad.
Señor Secretario General de las Naciones Unidas, Señor Alto Representante de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, Señoras y señores Ministros, Excelencias, Señoras y señores,
La política habla a los ciudadanos, la religión habla a sus almas, el diálogo habla a sus civilizaciones. En todos los idiomas debemos hablar de paz. Este mandato proviene de la perspectiva de las generaciones pasadas y futuras. En este momento tan especial de la Historia, mientras luchamos contra el cambio climático, mientras combatimos el terrorismo, mientras trabajamos a favor del desarrollo sostenible, de la seguridad hídrica, energética y alimentaria, y del desarrollo en general, debemos volver a lo esencial, que es decir vivir juntos.
De nada sirve realizar grandes proyectos si no podemos ir más allá de este primer vínculo de convivencia, en nombre de una sola humanidad que ponga a la humanidad en su centro.
Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh".